El llegó aquel día, con las aceras de las calles mojadas de mis lágrimas, pero, en realidad, el día era soleado y precioso, pero yo lo veía todo negro, él era mi ex-novio, el que me hacía sufrir. Venía con su guitarra a la espalda y un precioso ramo de flores, estaba destrozada en mi habitación cuando él llegó y tocó al timbre de mi casa, fue una casualidad que abriera yo, ya que suele abrir mi madre. Cuando abrí la puerta me lo encontré a él, más guapo que nunca, pero sin embargo era el día que menos lo amaba. Cuando le invité a pasar se quitó su guitarra de la espalda, y se desposó de su chaqueta; y le ofrecí una taza de té. Volví con las tazas de té y me senté junto a él en el sofá.- Hola - me dijo con una sonrisa tímida en la boca. - No contesté.
- Vengo a disculparme - dijo de nuevo.
Me dio un vuelco al corazón, había tenido bastantes novios, demasiados para tener sólo 16 años, y muchos me habían roto el corazón, pero ninguno de ellos había perdurado tanto dentro de mí, y menos aún, se había disculpado.
- Vaya - dije, pensando inmediatamente en mi falta de valentía.
- Pensando me he dado cuenta de que no había sentido esto por ninguna de las chicas a las que he conocido - intentó besarme, pero suavemente, me aparté.
- Lo siento Julián, - era así como se llamaba - pero no sé si lograré perdonarte, no creo que esto se le debería hacer a la chica de la que supuestamente estás enamorado.
- Lo sé, y he sido idiota; pero venía para darte este ramo de flores, de verdad que no es halagarte, pero es que he cometido el mayor error de mi vida al dejar escapar a una chica tan maravillosa como tú. -
En ese momento pasó por mi cabeza todo lo que había sufrido, pero también pensé en los buenos momentos que había vivido con él; y, como soy una chica débil de corazón, decidí perdonarle...
CONTINUARÁ
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