miércoles, 26 de diciembre de 2012

Cp 18: Compras.

Vago con mi amiga por las calles decoradas de Navidad mientras miro las luces. Hay mucha gente en la calle, y ese ambiente navideño me incita a comprar.
- ¡Mira, Sofía! - grita Marta. Me despierto de mis pensamientos, me despierto de él.
Dirijo la mirada hacia donde señala mi amiga y lo único que veo es una tienda.
- ¿Qué ocurre? - le pregunto - Es una tienda como otra cualquiera.
- ¡Sofía! ¡Es una tienda vintage de oferta! Eso no es una tienda, es un milagro caído del cielo - me explica con una radiante sonrisa y tono de ironía.
Río y corro a la tienda junto a ella. La tienda huele tan bien, a muebles antiguos.
- ¿Puedo ayudaros en algo? - Me sobresalto, giro la cabeza y veo a una señora mayor, con gafas de plata.
- Buenas, estábamos mirando - digo - Es una tienda muy bonita, señora -
La tienda está repleta de muebles de madera oscura gastada, y entre mueble y mueble hay espejos que hacen reflejos en el techo de el antiguo local.
Miro un par de vestidos, no me ilusiona ninguno.
- Adiós - digo, justo antes de salir con Marta por la puerta. Pero la señora me detiene.
- ¿No te ha gustado ninguno? - pregunta.
- No, muchas gracias.
- ¡Espera muchacha! Tienes una cita, ¿no?
- Sí, ¿cómo lo sabe? -
- Joven, llevo muchos años con esta tienda, y me temo que muchas de mis clientas se han llevado vestidos para citas. Pero ninguna ha conseguido que su relación fuese de verdadero amor. Algo me dice que, si tú te llevas el vestido adecuado, lo harás. Porque te he esperado todo este tiempo.
- ¿Cómo? - interrogo aturdida.
- Lo que quiero decir es que de alguna manera te he esperado, he esperado que alguien realmente enamorado viniese a mi tienda, parece que eras tú.Y para esa ocasión tengo un vestido guardado. Prométeme que no te irás, sé que lo que sientes por el chico con el que estás citada es verdadero. Y lo que él siente por ti también lo es.
Estoy muy extrañada, pero algo en esa señora hace que me inspire confianza. Así que decido quedarme. La señora vuelve a entrar al almacén y sale con una caja, presumiblemente vieja y pesada.
- Ábrela - me indica ella.
La abro un poco-mucho asustada y allí encuentro un precioso vestido vintage con la parte de arriba vaquera y falda de topos.
- Me encanta - digo - ¿cuánto cuesta?
- Nada. Lo único que te pido a cambio es que disfrutes de tu cita. - dice la señora.
- No señora. No puedo aceptar el vestido gratis.
- De verdad, quédatelo. Pero antes pruébalo.
- ¿Qué talla es? - digo al ver que no tiene etiqueta.
- Justo la que te sirve -
Como ya sé que la señora tiene algo misterioso no pregunto, simplemente me pruebo el vestido.
- ¡Me queda precioso! -
- Es verdad - me animan la señora y Marta.
Decido llevármelo para mi casa. Cuando voy a salir, la señora me dice:
- Perdona, joven. Mi nombre es Concepción, pero prefiero que me llamen Conchi. Y este es mi teléfono - me pasa una tarjeta.
- Disculpe, pero, ¿para qué quiero su número de teléfono? -
- Créeme, Sofía, lo vas a necesitar - me quedo impresionada y asustada, ¿cómo sabe mi nombre? y salgo de la tienda con la bolsa  que contiene el vestido.
- Tía, esa señora está loca - dice Marta.
- Pero creo que algo pasa con ella -
- Sí, que necesita un psicólogo -
- No, enserio, de verdad creo que voy a necesitar su teléfono.

No hay comentarios:

Publicar un comentario